Campañas moleculares, un insumo para la comunicación municipal

Editorial Ciccus continúa presentado Campañas Moleculares, una obra de Gastón Enrique Garriga, que recoge y sintetiza la experiencia de trabajo del grupo Nomeolvides, y su apuesta a la “comunicación política territorial en tiempos de big data, fake news y posverdad”.

Compartir la Noticia en tus redes favoritas

Sabíamos de los medios como factor de poder político, pero recién con el resultado electoral de 2015 tomamos conciencia de la real dimensión del fenómeno. A los profesionales de la comunicación del peronismo, la victoria de Macri nos obligó a un profundo replanteo de nuestra práctica. Entonces surgió Grupo Nomeolvides, la organización que tomó el “así no van a convencer a nadie” de CFK bajo la lluvia, el 13 de
abril de 2016 en Comodoro Py, y lo convirtió en su principal desafío.

La respuesta fue la “charla taller de comunicación persuasiva”, para ofrecer a los militantes una nueva manera de dirigirse a los electores fluctuantes de su entorno, para construir sentido en cada conversación de la vida cotidiana. La fórmula mezcla conceptos de Jauretche y Perón con otros del filósofo Byun Chul Han, el sociólogo Giovanni Sartori y el “teatro del oprimido” de Boal. Dicen que las representaciones tienen también algo de las constelaciones familiares.

Las primeras pruebas hicieron que rápidamente corriera el boca a boca entre unidades básicas de distintos distritos. Los participantes incorporaban nociones de escucha activa, aprendían a manejar su enojo y ensayaban distintas respuestas a los clichés como “se robaron todo”. La charla se dio unas quinientas veces a organizaciones políticas y gremiales, principalmente en la Provincia de Buenos Aires, pero también CABA,  Entre Ríos, Córdoba, Río Negro y Uruguay.

“Campañas moleculares” es también el título del libro de Grupo Nomeolvides, que agotó dos ediciones el año pasado, pensado y utilizado como herramienta de campaña, para “organizar lo inorgánico”, darle un método y una planificación a esas conversaciones e intercambios en apariencia irrelevantes. La campaña molecular es la sistematización del trabajo persuasivo en un territorio y un período de tiempo dados, se apoya en una aplicación para smartphones y otros materiales.

El 10 de diciembre pasado empezaron a cambiar muchas cosas en el país, pero el poder de los medios opositores permanece y permanecerá intacto, hasta que logremos acumular una fuerza política capaz de regularlos. Mientras tanto, no estamos obligados a cruzarnos de brazos ni a masticar impotencia. La comunicación persuasiva, complementaria de la casi mítica “campaña del Clio” bonaerense, tiene mucho para ofrecer en esta nueva etapa.

Lo que sirvió para ganar elecciones sirve también para explicar y defender una gestión, disputar sentido común y construir ciudadanía. Es un elemento complementario que además enriquece la perspectiva de medios comunitarios, barriales, universitarios y municipales a la hora de ganar nuevas audiencias. Así lo entienden algunos gremios y municipios que han incorporado el elemento molecular a su estrategia de comunicación de
largo plazo.

Garriga, cuenta…

Las claves y enseñanzas que surgieron de los más de 400 talleres de comunicación persuasiva que brindó la organización durante los últimos 4 años en todo el país, con el objetivo de saldar la grieta mediante la escucha amable y la conversación inteligente, conforman el eje de una obra que también da cuenta de los desafíos que deberá enfrentar la comunicación política luego del 10 de diciembre.
Gastón Garriga, autor de la obra, licenciado en Comunicación Social de la UBA, con posgrados en la Universidad Autónoma de Barcelona y Flacso.

“La obra surge a partir de la necesidad de sintetizar y documentar la experiencia de trabajo que desde 2016 venimos desarrollando con el Grupo Nomeolvides en el dictado de talleres de comunicación persuasiva, ideados con el objetivo brindarle a los militantes herramientas para abordar al votante fluctuante, aquel que no piensa como nosotros, pero tampoco encarna un proyecto antagónico”, contó.

Luego, agregó: “Vale aclarar que llegamos a esta obra pensando desde el peronismo, luego de realizar una autocrítica sobre la comunicación que había imperado durante los últimos años del kirchnerismo, que arrancamos con más preguntas que respuestas, y que las respuestas empezaron a surgir con el devenir de la militancia, de la práctica, de las recorridas, de hablar y de escuchar.

Además, así como nosotros abordamos el tema con los talleres y el libro también hubo otros amigos muy queridos que lo trabajaron desde el humor, como Pedro Saborido, o desde una perspectiva más académica, como Paula Carello y Ana Castellani”, remarcó.

Sobre la implicancia de hablar de campaña molecular, Garriga se refirió a que “es poner foco en el poder del uno a uno, un llamado a recuperar el viejo arte de la conversación. Todos sabemos que las decisiones electorales tienen un componente emocional muy importante, y por eso modificar ciertas decisiones requiere cercanía, requiere acortar distancias”, explicó.
“Con la idea de campaña molecular nosotros rescatamos un concepto que viene de las ciencias duras, y tiene que ver con los procesos de transformación física o química que se dan cuando dos elementos distintos entran en contacto. Sin contacto no hay transformación, el contacto es una condición necesaria para que ese proceso sea posible”, manifestó.

¿Esa idea implica descartar las redes?

Para nada, no subestimamos el poder de las redes, ni su importancia, pero entendemos que tendimos a utilizarlas mal. Las redes son plataformas de conversación y si la opción es pelearme con todos los que no piensan igual, o hablar con quienes están ya convencidos, definitivamente no tenemos demasiado para hacer allí.

Antes hablabas de la necesidad de restablecer el contacto, pero ¿qué pasa con el enojo inicial que muchos ciudadanos tienen con la política más allá de los dirigentes?

En los talleres trabajamos mucho sobre esto y, básicamente, plateamos que si bien hubo un momento de enojo -un enojo que fue funcional a la estrategia del poder, no del macrismo, sino del poder- eso no nos puede impedir diferenciar a quienes son personas macristas de la minoría intensa, de quienes son personas enojadas pero víctimas de las políticas del macrismo, que son con quienes debemos dialogar.

Nos interesa llegar al que te plantea que gane quien gane mañana tiene que levantarse y seguir trabajando como siempre, porque también entendemos que esa persona está en una condición de cierta vulnerabilidad, justamente, porque no es consciente de que hay políticas públicas que lo favorecen o lo perjudican hasta que se encuentra con el hecho consumado. De hecho, muchos enojados con Cristina lo votaron a Macri hace 4 años, y ahora enojados con Macri van a votar a Alberto.

¿Qué es exáctamente Grupo Nomeolvides, cómo empezó y cómo se convirtió en una especie de referencia para la comunicación territorial del peronismo?

Somos una organización de comunicadores peronistas que entre fines de 2015 y principios de 2016, buscando una explicación al triunfo de Macri, entendimos que había algo que no estábamos haciendo bien. Al principio, a pura intuición, con charlas taller en unidades básicas bonaerenses, para grupitos de treinta o cuarenta compañeros. Después fuimos conceptualizando, discutiendo, investigando un poco más, sin abandonar esa militancia.

La devolución siempre era muy positiva y la demanda nos desbordaba. Esa fue la primera confirmación. Después, en el camino, vimos que otros compañeros intentaban lo mismo: Peroncho, Pedro Saborido o Rosemblat desde el humor, Ana Castellani y Paula Canelo con una perspectiva más académica, los compañeros de la plataforma Mueve en los territorios digitales, nosotros en el territorio físico, pero todos rondábamos el mismo planteo.

En democracia, hay que construir mayorías. Eso no se logra hablando entre nosotros ni confrontando al núcleo duro macrista. Se logra pensando y construyendo discursos específicos para el fluctuante o mal llamado independiente. A ese que hemos maltratado o abandonado por años. Los militantes, en este planteo, tienen una cuota enorme de responsabilidad y de poder, a la hora de sumar, porque a esos compatriotas los vemos en el barrio, en el club, en la estación de tren o en la cola del chino. Son nuestros vecinos, amigos de la infancia, parientes, compañeros de trabajo.

Esto es lo que hemos predicado y militado en estos casi cuatro años, sobre todo en la PBA, pero también en CABA y en algunas otras provincias.

Comentarios de Facebook

Comentarios