Fue a dos días del cambio de gobierno.
Aunque llegaron por separado, los dirigentes caminaron juntos hacia la primera fila montada de cara al escenario en el que el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, llamó a construir desde el diálogo, dejar atrás las divisiones y priorizar a los pobres del país.
La presencia conjunta de los dirigentes llevó a que en el público se mezclaran muestras de apoyo con insultos hacía ambos lados.
Macri fue cuestionado por la creciente pobreza divulgada la última semana por la UCA, mientras que Alberto Fernández recibió insultos por su respaldo a la legalización del aborto, proyecto de ley que impulsará a partir del año que viene.
En tanto, Gabriela Michetti, Esteban Bullrich, Roberto Lavagna y Daniel Arroyo fueron aclamados por el público debido a su fuerte militancia religiosa.
Mientras Scheinig pedía dejar de reducir a los pobres “a un hecho sociológico o macroeconómico”, Macri y Fernández conversaron varias veces en voz baja.
El diálogo se extendió en varias ocasiones a la primera dama saliente, Juliana Awada, quién se fundió en un cálido abrazo con el presidente electo al terminar la misa.
El líder del Frente de Todos y el mandatario saliente estuvieron acompañados por numerosos dirigentes de máxima cercanía.
Por el lado de Macri, asistieron Marcos Peña y todo el equipo de ministros, además de varios secretarios y senadores.
Estaba previsto que concurrieran Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, pero finalmente no asistieron a la misa.
Alberto Fernández llegó con un amplio equipo compuesto por más de una decena de futuros ministros, como Santiago Cafiero, Felipe Solá, Daniel Arroyo y Gustavo Beliz.
Bajo un calor abrumador, el presidente electo siguió atentamente las oraciones del arzobispo, entre las que había numerosas citas al papa Francisco, y hasta se lo vio alegremente cantando “Osana”, al lado de Macri, quién permanecía en silencio.
Lo más destacado del evento fue la muestra de diálogo entre los dirigentes, momento que se repitió en varias ocasiones para que las cámaras lo tomen.
Finalizada la misa, ambos abandonaron rápidamente el lugar a través del complejo museografico provincial.
La salida de Alberto Fernández y sus funcionarios fue acompañada por un amplio grupo de personas, que se sacaron fotos y abrazaron a los dirigentes.